La historia de la migración
Todas las fuentes indican que los Aztecas eran originarios de una tierra pantanosa llamada Āztlán (“Tierra de garzas”), de donde proviene el gentilicio “Azteca” o “Aztatecas”, y que aún se debate su ubicación precisa y su existencia real. La Tira de la Peregrinación señala que Aztlán estaba ubicado en una isla donde había seis calpullis y un gran templo, probablemente dedicado a Mixcóatl.
Códice Vaticano A, folio 73v
De acuerdo con la Crónica Mexicáyotl, en Aztlán, el pueblo de los futuros Mexicas habrían sido esclavos de los Aztecas y habrían llevabado su nombre. El mito cuenta que en un determinado momento, – que la historia lo ubica alrededor del año 1.115 –Huitzilopochtli, dios del sol y de la guerra, se manifiesta ante su pueblo y les da la orden de marchar rumbo a una tierra prometida en donde hallarían una señal que les indicaría que el lugar para asentarse y fundar su ciudad.
Huitzilopochtli – Principal deidad de los Mexicas.
También les instruye que dejen de llamarse Aztecas para pasar a llamarse “Mexicas”. Este episodio también es recreado por el Códice Aubin y el Códice Durán. Varios autores derivan el vocablo “Mexica” de Mexihtli, siendo “Mexi” otro de los nombres con el que era conocido Huitzilopochtli. De esta manera “Mexica” sería el “Hijo de Mexi o Huitzilopochtli”, y México sería el “Lugar de Mexihtli”.
El Códice Aubin es un libro con la historia de la nación mexicana desde la salida de Aztlán hasta la llegada de los conquistadores españoles
De modo que, cansados de vivir en Aztlán y guiados por su dios, los Mexicas emigran junto con otros ocho grupos, que luego de pasar por Teoculhuacan-Chicomóztoc (“lugar de las siete cuevas”), se separan de ellos por orden de su divinidad y siguen su camino solos.
Códice Borgia p. 52. Extremo superior derecho de la escena contenida en la franja baja.
Según la leyenda, la señal que el dios Huitzilopochtli les indica a los Mexicas que deben encontrar para identificar el lugar asignado, es la de un águila parada sobre un nopal, devorando a una serpiente.
Teocalli
Fray Diego Durán escribió lo siguiente: “(…) pasaron delante a buscar el pronóstico del águila, y andando de una parte a otra divisaron el tunal, y encima de él, el águila con las alas extendidas hacia los rayos del sol, tomando el calor de él y el frescor de la mañana (…)”.
Códice Durán – muestra la ilustración del padre Durán de la leyenda reinterpretada, en ella aparece por primera vez la serpiente en el pico del águila.
A su vez, Cristóbal del Castillo relata en su texto el anuncio de Huitzilopochtli hacia un sacerdote: “yo os iré guiando a donde vayais, iré mostrándome como águila, os iré llamando hacia donde iréis (…) y cuando haya llegado a donde ya me parezca bueno, donde os asentaréis, allá me posaré, allá me veréis, ya no volaré”.
Códice mendocino – Águila sobre el nopal, que en esta versión, en vez de una serpiente, devora otro ave.
Los Mexicas habrían deambulado durante muchos años hasta que se establecieron en Coatepec (Colina de la serpiente en nahuatl), antes de pasar aTula, antigua ciudad tolteca. Allí los Mexicas construyeron una ciudad y vivieron por unos 20 años, de acuerdo al Códice Boturini.
Cerro Coatepec – Códice Tovar
Posteriormente los Mexicas continuaron con su migración y al arribar a la Cuenca de México encontraron un panorama político complejo con varios pueblos ya establecidos, y de hecho, luego de un tiempo, fueron expulsados de Chapultepec por una coalición de varios pueblos vecinos.
En el Códice Mendocino se presenta la escena del águila sobre el nopal como el axis mundi, en la encrucijada de las líneas divisorias que marcaban los 4 calpulli de México Tenochtitlan. Los diez personajes representan a los caciques de los clanes fundadores de la ciudad.
La leyenda cuenta que finalmente, los Mexicas arribaron al lago de Texcoco – la historia ubica este acontecimiento hacia el año 1325 (Teocalli de la Guerra Sagrada y el Códice Mendocino) – y encontraron sobre una roca, el presagio del Águila parada sobre el nopal devorando a una serpiente.
Es precisamente por la señal indicada por Huitzilopochtli que en la actualidad el escudo de México presenta un águila y una serpiente.
Del mito al cómic.
Huizilopochtli, dios de la guerra, del sol y patrón de Tenochtitlán es considerado uno de los principales dioses del panteón azteca junto con Tezcatlipoca y Quetzalcóatl.
Así mismo en uno de los mitos de la creación aztecas se le identifica con uno de los cuatro Tezcatlipoca, el Tezcatlipoca azul, creador y señor del sur.
Sobre su origen existen varias leyendas, una de ellas es la que le convierte en hijo de Ometéotl, dios de la dualidad. En otro se le representa como hijo de la diosa Coatlicue, diosa de la vida y de la muerte, de la fertilidad y de la tierra.
Entre su atributos destaca Xiuhcoatl, una serpiente de fuego que usaba como arma, mencionada en algunos textos como espada, hacha o lanza y que usó para matar a sus hermanos.
Su nombre significa colibrí azul y ese es el color divino con el que se le identifica, a menudo se le representa con un escudo de plumas de águila, con un lanza-dardos azul y con sandalias cubiertas de plumas.
Leyendas de Huizilopochtli
En el siglo XII se le identifica con el conductor del pueblo azteca desde la mítica isla de Aztlán hasta el lugar donde fundaron Tenochtitlán.
Pero la leyenda por la que es más conocido es La Leyenda de los Cuatrocientes Surianos.
Según está leyenda, Coatlicue, diosa de la vida y de la muerte estaba cerca del templo de la montaña sagrada cuando le cayó una pluma en el vientre que la dejó embarazada de Huizilopochtli. Al enterarse sus cuatrocientos hijos y su hija Coyolxauhqui decidieron acabar con su vida. Justo antes de la llegada de sus hermanos Huizilopochtli nació ya formado y dispuesto a defender a su madre. Blandiendo a Xiuhcoatl, cortó la cabeza a su hermana Coyolxauqui y arrojó el resto de su cuerpo a las profundidades donde yació para toda la eternidad. Luego dio caza a sus hermanos a los que persiguió alrededor de la montaña sagrada. Los pocos que consiguieron escapar huyeron al sur de donde recibieron el nombre de los Cuatrocientos Surianos. Se dice que luego Huizilopochtli lanzó la cabeza de su hermana al cielo y esta se convirtió en la luna y los restos de sus cuatrocientos hermanos en las estrellas.
Simbólicamente esta leyenda representa la eterna lucha entre la luna y el sol y perpetua la creencia y la necesidad de los sacrificios aztecas para que tanto el sol como la luna sigan su curso en el firmamento y así evitar el fin de la era del quinto sol y la destrucción de la tierra.
Otra de las creencias extendidas que se asocian con el dios Huizilopochtli es la de los colibríes, animal que representa al dios de la guerra, y que son los encargados de llevar consigo las almas de los guerreros muertos.